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El espíritu humano universal de la Pedagogía Waldorf

Nacida de la antroposofía de Rudolf Steiner, la primera escuela Waldorf se fundó en Alemania en 1919. El primer jardín de infancia Waldorf le siguió siete años después. Desde entonces, el profundo interés por la antroposofía y la pedagogía Waldorf/Steiner en la primera infancia ha dado lugar a la creación de más de 2.000 jardines de infancia en 80 países de todo el mundo.

 

La Asociación Internacional para la Educación Infantil Steiner/Waldorf (IASWECE) ofrece un lugar de encuentro para los educadores de la primera infancia de los numerosos países que se esfuerzan por mantener, profundizar y renovar la educación infantil Steiner/Waldorf. Nuestra tarea común es asegurar que la pedagogía Waldorf no se convierta en un sistema teórico, ni en una colección de métodos externos, sino en un manantial de conocimientos vivos.

 

Servir al sano desarrollo de la infancia es desarrollar el potencial de percibir, a través de nuestra propia actividad interior autodirigida, no sólo la naturaleza física, sino también el alma y el espíritu de cada niño. A través de este estudio e investigación continuos, profundizamos en nuestra apreciación de la individualidad espiritual de todos los seres humanos, a través de su personalidad, tradiciones y valores familiares y de su comunidad cultural particular.

 

Cada cultura contribuye de forma única a la evolución de la antroposofía y la pedagogía Waldorf, y honramos la forma en que los educadores de la primera infancia Steiner/Waldorf trabajan dentro de sus contextos culturales específicos. Al mismo tiempo, queremos expresar nuestra esperanza de que, al fomentar la autonomía y la iniciativa de cada individuo, la Antroposofía y la Pedagogía Waldorf puedan contribuir a la evolución del "todo", como familia, comunidad, nación y humanidad.

 

IASWECE nos da, como educadores de diversas naciones y culturas, la oportunidad de encontrarnos y llegar a conocernos y entendernos a un nivel cada vez más profundo. Desarrollar relaciones de confianza, apertura y respeto entre colegas, para el beneficio del niño pequeño siempre en el centro de nuestra visión, es el punto de partida para educar en libertad y hacia la libertad.

 

De este ideal surge nuestra intención de participar en un proceso dinámico y artístico que permita que el espíritu humano universal de la pedagogía Waldorf se ilumine en los corazones y en la voluntad creativa de los educadores de todas las culturas. Sólo así podremos dar a los niños de todos los rincones del mundo la oportunidad de desarrollar su verdadera y plena humanidad.

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